Los orígenes de la inversión responsable se remontan al mismo nacimiento de la inversión. En los mercados modernos este tipo de inversión se revistió de más formalidad en la época de los 60, en ese momento la inversión sostenible reflejaba la problemática social de esos tiempos. A medida que el sector fue creciendo entre los años setenta y noventa los activistas supieron reconocer la oportunidad que tenían los accionistas de realizar presión sobre el comportamiento de las compañías.
Como se refleja más adelante, en los últimos años, principalmente desde mediados de la década de los noventa, este tipo de inversión ha ido aumentando en los países desarrollados. Uno de los primeros países que aposto por los FISR fue Suecia por su fuerte compromiso con los temas medioambientales, sociales y éticos, aunque en la actualidad en Europa, Francia encabeza la lista de países con más fondos de esta categoría, seguido por Bélgica y Holanda que completan el podio.
La pasada crisis financiera ha contribuido a un incremento de la cobertura informativa, al crecimiento de los activos bajo inversión sostenible y número de firmantes de los Principios de Inversión Responsable que además estos últimos cuentan con el respaldo de Naciones Unidas.
Los datos que publica Morningstar acerca de 2019, muestran ya un cambio importante en el mercado Europeo, que coincide además con el de mayor concentración de inversión ISR en el mundo: un 50% del total, según los datos publicados por Global Sustainable Alliance.Para ser mas precisos, en el informe European Sustainable Fund Flows: Morningstar cifra en 668.000 millones de euros el importe total de activos gestionados en fondos ISR, lo que supone un crecimiento del 58% respecto a 2018, muy lejos del crecimiento del 18% en el mismo periodo que tuvieron los activos en fondos tradicionales. Gran parte de esta tendencia al alza viene impulsada por los fondos de gestión pasiva (indexados y ETF) que concentran el 21% de fondos ISR, respecto al 14% de hace apenas cinco años.

Como detallaremos a lo largo del artículo varios son los motivos que impulsan el crecimiento de la inversión sostenible más allá del comportamiento de los activos y el entorno reglamentario favorable. El universo de los fondos sostenibles atrajo unas entradas record de 120.000 millones de euros en 2019, con especial énfasis en el 4Q 2019 con 47.300 millones de euros.
Dicho crecimiento se encontró paralelamente con un crecimiento de la oferta de productos, ya que en 2019 se lanzaron 360 nuevos productos, 21 más que en 2018, la nueva oferta no solo ha correspondido a productos nuevos, sino que incluye antiguos productos que han redefinido su estrategia incluyendo criterios ESG.

Como podemos observar, la inversión socialmente responsable, se ha convertido en una temática moderna y actual de inversión más allá de lo puramente financiero ya que uno de los objetivos primarios es fomentar la sostenibilidad, por lo que hoy en día no hay gestora en nuestro país que no esté incluyendo esta tipología de fondos en su portfolio de productos financieros. Por gestoras las que cuentan con mayor numero de productos Socialmente Responsables son a nivel internacional: BNP Paribas, Candriam y Vontobel AM, y en España en particular: Santander AM, GVC Gaesco y Rentamarkets.
Según el estudio que ha hecho Amundi, sobre los Fondos Socialmente Responsables, en cuanto al tipo de inversión en el que se centran y los resultados obtenidos, este refleja que el factor medioambiental y el del buen gobierno corporativo son los que han aportado una mayor rentabilidad. Complementa este estudio el realizado recientemente por EAE Business School que añade el bajo peso que todavía representa los modelos basado en principios éticos, además en el estudio de EAE refleja que España se encuentra en la decima posición del ranking europeo de fondos ISR, siendo Japon (690%), Nueva Zelanda/Australia (280%) y Canada (150%) los países que han experimentado un mayor crecimiento en los fondos ISR en los últimos años. En referencia a perfiles inversores el estudio refleja la importancia de la “Generación Y”, personas nacidas entre los años 80 y principios de los 90 que se han alejado de la figura del ahorrador tradicional para convertirse en clientes con prioridades diferentes: buscan rentabilidad pero no a cualquier precio, buscan beneficio pero no les sirve cualquier via para conseguirlo. Son “Millennials” pero socialmente responsables, tienen una visión inversora más amplia, son más globales, poseen mayor cultura financiera, están más preparados y son más selectivos a la hora de tomar decisiones.
El perfil del inversor socialmente responsable es aquel que incluye criterios éticos, sociales y ambientales en sus decisiones de inversión. Sin poner en riesgo la rentabilidad de la inversión, busca crear valor a largo plazo e impulsar negocios que puedan resultar beneficiosos para la sociedad.
La inversión socialmente responsable (ISR) tiene como objetivo ofrecer respuesta a aquellos inversores sensibilizados con principios vinculados al desarrollo social y medioambiental. Por ello, cualquier tipo de inversor puede ser socialmente responsable.
Hasta el momento, están siendo los grandes inversores institucionales los que están impulsando el crecimiento, pero se atisba una presencia cada vez mayor del inversor individual.
Por clasificación de la categoría, según un estudio reciente de la gestora Natixis IM con datos desde 2016 a 2019 que abarca 110 fondos, 14 de ellos españoles y el resto extranjeros, los fondos de renta variable con sesgo ISR (inversión socialmente responsable) son algo más rentables que los que no aplican criterios sostenibles. Lo mismo ocurre con los de renta fija, aunque en este segundo caso también son más volátiles. Del análisis realizado por la entidad francesa también se deduce, por otro lado, que los fondos ISR domiciliados en España todavía son escasos, y que resulta más fácil elaborar una cartera agresiva que una conservadora mediante fondos sostenibles. El motivo es que los fondos con sesgos de sostenibilidad, buen gobierno y medio ambiente son más frecuentemente de renta variable que de renta fija, y la bolsa peso más en las carteras agresivas

Existen fondos socialmente responsables con diferente tipología de activos (y por lo tanto cada perfil de inversor puede encontrar su fondo más adecuado) pero esos activos deben obligatoriamente pasar ciertos filtros para dar seguridad al inversor de que no se invierte en empresas o entidades con perfil contrario desde el punto de vista moral o ético
La principal estrategia de inversión en este tipo de fondos, se basa en el principio de exclusión, que descarta la inversión en determinados sectores o empresas que no cumplen o son contrarios a los criterios de inversión socialmente responsable. En la siguiente tabla del estudio Spainsif, podemos ver algunos de los principales criterios de exclusión:

Otras estrategias que se están aplicando actualmente a la ISR son la selección best in class, el screening basado en normas internacionales, los fondos temáticos, el engagement o votingy las inversiones de impacto.

Aunque como venimos observando en los últimos años se ha puesto de moda la Inversión Socialmente Responsable, ante la posibilidad de atomización rápida del mercado, algunas empresas se están dedicando a identificar cuáles son las gestoras i los fondos que hacen ISR de alta convicción.
El ISR de alta convicción pone el énfasis en los criterios de rentabilidad financieros y extra financieros y hace referencia a aquellos fondos cuyas carteras muestran unas características claramente diferentes de las de los principales índices tradicionales, ya sea por su enfoque medioambiental o social o porque la aplicación de criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG) tiene un impacto visible en la selección final de la cartera.
Todo hace pensar que los activos bajo gestión en fondos socialmente responsable seguirán aumentando en los próximos años, además del incremento de oferta se prevé que la demanda aumente también de forma considerable a medida que la Comisión Europea vaya implementando la taxonomía que va a permitir y a la vez categorizar aquellos productos que son realmente sostenibles de otros que realmente no lo son aunque lo parezca (lo que se denomina greenwashing).
En un próximo artículo sobre la inversión sostenible, hablaremos más en detalle sobre la taxonomía y el aporte que supondrá en este tipo de inversión.
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